Cómo y cuándo se descubrió el agar 

Jue, 05/11/2020 - 09:54
comida

Las algas se han usado desde hace siglos en Japón para la elaboración de platos  y, como casi siempre, el descubrimiento de su poder  solidificante  no está exenta de leyenda.  Para encontrar los primeros datos del  uso  de sus particularidades  debemos remontarnos al  Japón del siglo XVII.     

Se  cuenta que  durante el viaje de  un emperador japonés y su séquito se perdieron en  las montañas durante una tormenta de nieve. Encontraron una pequeña posada para refugiarse donde su posadero, Minora Tarazaemon , les sirvió comida, concretamente una sopa de algas.  Algo de esta sopa sobró y durante la noche  gelificó. A la mañana siguiente, el posadero  se encontró que se había convertido en una gelatina y  se dio cuenta  del poder  gelificante  de las algas con las que había preparado la sopa. Pero no solo de esto, al cocer de nuevo la gelatina  con más agua descubrió que  volvía a  convetirse  en sopa. Debido a esta leyenda el agar se llama en Japón  Kanten o “cielo congelado”. A partir de este momento se empezó a usar habitualmente en la cocina y  a expandirse su uso por el entorno. La medicina tradicional  china  comenzó  a atribuirle gran cantidad de efectos beneficiosos:  laxante, depura toxinas ayuda a bajar peso y  al  tránsito  intestinal.  

Posteriormente, los comerciantes europeos vieron las posibilidades de este producto en la industria alimentaria y comenzaron a expandir su uso por Europa. Y así llegamos a 1881, cuando Fanny Hesse, la esposa de  la esposa de Walther, sugirió su uso como agente solidificante en el cultivo de microorganismos convirtiéndose en un elemento esencial en los medios de diagnostico clínico hasta la actualidad.